Equilibrio es la mejor palabra que se me ocurre para describir Hacker Épico. Es novela y es tutorial. A partes bastantes igualadas. Y a mí me suele encantar el equilibrio.
Lo normal de una obra artística con hackers es ver a cerebros insuperables que teclean sin parar en pantallas verdes, o repletas de ventanas que emiten pitidos y voces sintetizadas, y sepan llevar a cabo procesos complejos en pocos segundos, excepto si el hacker de turno está siendo perseguido por alguien en ese momento o le apuntan con una pistola. Pues aquí tenemos una excepción.
El protagonista es un español bastante friki que trabaja en seguridad informática, lo cual explica por qué sabe tanto del tema. Tiene sus aficiones, sus amigos, y su amor platónico. Es un ser humano real (dentro de lo humanos que podemos ser los informáticos en general).
Cuando entra en acción, las herramientas que emplea son todavía más reales. El lector puede encontrarlas y aprender a manejarlas, usando este libro como referencia o ejemplo. Por supuesto toda la información que se maneja en Hacker Épico es ficticia, y sus fines son pasos necesarios para la heroicidad que se pretende cometer.
Si el lector no está para nada interesado en la parte técnica, o no le apetece en ese momento, puede omitirla para seguir disfrutando de una aventura cercana y tangible donde la información es de vital importancia. Los personajes no necesitan un desarrollo profundo pero son bastante humanos, y seguro que el lector conoce a alguien similar en su vida. No falta un poco de retrato de la España social y política, el cual no desentona en absoluto.
Se publicó en 2012, y se puede comprar en su tienda oficial. Más información en la web dedicada. Y, al parecer, se avecina una versión manga.
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